viernes, 29 de junio de 2007

Rapiña


Los últimos días están siendo duros. Desde hace una semana prácticamente no se hace compra. El aceite de los coches aparcados en San Pietro in Montorio se usa como aliño para ensaladas. Ningún estante de frigorífico está libre del ladronicio. Antes, sólo se hurtaba comida de los espacios públicos: que si una galletita, que si una cracker con rosmarino. Ahora se entra impunemente en las neveras ajenas para fangutar lo primero que llegue a nuestras manos. Así de grave es la situación actual. Mis ojos vieron momentos de prosperidad, de neveras llenas en las que la comida se llegaba incluso a estropear...

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